Tierras limpias,
con verdor naciente,
y las flores acusan
que el alma celebra.
Entre el vuelo
las aves cantan
y el polvo arde
bajo el peso
de la luz que nos pica.

Qué dicha de estar
al tanto del tiempo,
la piel sin espinas
y la conciencia viva.
Así el cielo responde
y besa el mar.

  • Jorge Guillén